El día domingo 15 de noviembre fue un día histórico para
todos los argentinos, y sin duda que si hay que proclamar a un ganador, es el
pueblo argentino ya que por primera vez se desarrolló un debate presidencial.
Obviamente las pasiones después del mismo no se dejaron
esperar y cada quien vio la situación desde la perspectiva que ya previamente
tenía adoptada.
El presente trabajo, sin embargo, intenta hacer un análisis
del lenguaje no verbal de ambos candidatos, alejándose de cualquier perspectiva
que esté teñida de colores partidarios y moverse exclusivamente desde una óptica
profesional.
También es importante remarcar que hemos decidido analizar
el lenguaje no verbal porque éste transmite mucho más que el lenguaje verbal,
además, permite develar que es lo que va pasando por la mente del emisor. Dicho
con otras palabras, lo importante no es lo que se ve, sino, lo que no se ve. El
lenguaje no verbal es crucial a la hora de convencer.
Los líderes hábiles saben perfectamente que hay momentos
claves para mostrar la dominación. Uno de ellos es en el preciso instante del
encuentro con el saludo inicial y el apretón de manos. La palma de las manos es
un lugar simbólicamente vulnerable, es por ello que los líderes mundiales, que
saben manejar este lenguaje, siempre quieren posicionarse del lado izquierdo,
de manera que el dorso de su mano quede mirando hacia el público y las cámaras.
Pero ocurre que la situación particular de Scioli, el lateral izquierdo lo ubica en
una posición de desventaja ya que para saludarlo a Macri debió presentarle la mano
izquierda dejando su palma hacia adelante.
También es importante destacar otro hecho inicial, que al observarlo enfatiza
lo ya señalado. Luego de estrechar las manos, Macri posa sobre el
hombro y la espalda de Scioli su mano derecha. Este es un típico gesto de anfitrión. Refleja cordialidad,
pero también da ventaja, porque se utiliza cuando reclamamos territorio. El
anfitrión es quien dice con este gesto “este es mi territorio y yo estoy al
mando”. Podemos afirmar que es un símbolo de posesión, que inclusive luego se suele reforzar dando algunas palmaditas en la espalda del "invitado", para hacerle saber que “sos un buen chico,
pero yo estoy al mando”, gesto que también realizó Macri.
En cuanto a los movimientos corporales en general, ambos
candidatos reflejaron claramente la condición en la cual se perciben frente al
pueblo argentino. En el caso de Scioli podíamos observar que en cada una de sus
intervenciones movía muchos los hombros y se proyectaba hacia adelante, a su vez, estos movimientos eran acompañados de diversos gestos. Dicha conducta nos da a entender que siente que tiene que transmitirle a la
audiencia su capacidad de poder y fuerza. Recordemos que Scioli tiene que seducir al electorado remarcando claramente la idea de que quien va gobernar, si el pueblo lo elije, es él. Esto que estamos señalando, muchas veces lo enfatizó, inclusive, con palabras y que la oposición lo puso en duda. Dicho de otro modo, podemos decir que Scioli supo transmitir coherentemente su idea mediante el lenguaje verbal y no verbal. Por su parte Macri
optó por un modelo más tradicional. Sus movimientos fueron controlados y no hubo
gasto extra de energía. Esto refleja que se sentía seguro de sí mismo y
confiado. Si a todo lo señalado lo trasladamos a los hechos, sin duda, que fue también congruente
con la situación en la que él se percibe, ya que en su discurso varias veces enfatizó la idea de que
se sentía confiado y con esperanza de cambio.
En cuanto al manejo de las manos y los brazos, durante el
discurso se observo que ambos candidatos se movieron correctamente en términos generales.
Esto significa que los brazos estuvieron alrededor de la caja toráxica y no fueron
ocultados.
Ahora bien... analizando en mayor detalle, pudimos observar que Macri durante el transcurso del debate mostró muchas veces la palma de las manos, que a diferencia del saludo inicial, cuando estamos comunicando ideas e intentamos seducir a nuestro interlocutor, las palmas trasmiten confianza y sinceridad. Por su parte Scioli cerraba mucho el puño y señalaba con el dedo. Este gesto es muy agresivo y con fuertes connotaciones negativas, que obviamente no es recomendable en un debate de esta envergadura.
Otro detalle a señalar es que en Macri se observó, por momentos, algunos síntomas de nerviosismo,
estrés e inseguridad. Especialmente cuando llevaba sus manos hacia el rostro, gesto que también se vieron en Scioli, pero en menor medida.
Analizando las miradas, es pertinente señalar que cuando se hace una pregunta, o bien, cuando nos preguntan, es de vital importancia mirar a nuestro interlocutor. Ya que
si nos están preguntando y miramos hacia otro lado, mostramos desinterés. Esto se
vio luego muy bien reflejado en la conducta de Scioli, y corroborado con los hechos, ya que pudimos observar que el candidato oficialista no respondió las
preguntas lanzadas por Macri. Por su parte, el candidato opositor en el momento en que le
preguntaban procedía de manera similar, (aunque en menor grado). De hecho Macri
tampoco respondió a muchas de las preguntas lanzadas por Scioli, sin embargo, la
diferencia quedó marcada cuando Macri era quien preguntaba. En esos instantes él sí miraba a su interlocutor, Scioli en cambio, en el momento de preguntar miraba hacia adelante, esquivando la mirada de Macri. Cuando estamos consultando a alguien y nos sentimos interesados en escuchar su
respuesta, lo miramos a los ojos fijamente, por el contrario, cuando no nos interesa lo que vaya a decir corremos la mirada hacia cualquier otro lugar. Esto denota que ya existe un concepto
pre-elaborado. "Estoy cerrado a cualquier respuesta que me puedas esgrimir"... "No te escucho".
Por último es de destacar los tonos de voz. Sin duda que en
este terreno saco ventaja Scioli, ya que cuando necesitaba hacer énfasis en
determinados momentos del discurso, utilizó inflexiones en la
voz variando tonos y volumen, en tanto que Macri se expresó de un modo más monótono.
Como conclusión final podemos decir que, sin duda, ambos candidatos fueron coacheados, más sin embargo, el lenguaje no verbal siempre pone de manifiesto, para un observador agudo, lo que fue pasando por sus mentes, por lo tanto, más allá de lo que se diga o se deje de decir, en este debate pudimos ver con claridad, aciertos y errores, enojos e inseguridades.
Solo me resta enfatizar, una vez más, que el espíritu de este trabajo es poder mostrar "las cosas invisibles" que son para la mayoría de las personas, pero que a la hora de decidir influyen mucho más que las palabras.
Solo me resta enfatizar, una vez más, que el espíritu de este trabajo es poder mostrar "las cosas invisibles" que son para la mayoría de las personas, pero que a la hora de decidir influyen mucho más que las palabras.
Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico
PNLCBA CONSULTORA