martes, 2 de diciembre de 2014

Una empresa con valores




Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su CV, y comprendió que era excelente, entonces le preguntó: 

- Recibió alguna beca en la escuela?
- No - respondió el joven -
- ¿Fue tu padre quien pagó tus estudios?
- Si.
- ¿Dónde trabaja tu padre?
- Mi padre hace trabajos de herrería.

El director pidió al joven que le mostrara sus manos.

El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.

- ¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo?

- Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.

El director dijo:  - Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana.

El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta, de manera que cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos. 

Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.

A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director y este se dio cuenta que el joven estaba algo conmovido cuando le preguntó:

- ¿Puedes decirme?, ¿Qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?
El joven respondió: - Lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer... (silencio),  luego se quebró y no pudo continuar.

El director dijo: - Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a personas que pueda apreciar la ayuda de los demás… personas que conozcan el esfuerzo y la entrega para hacer las cosas, y fundamentalmente personas que no pongan el dinero como su única meta en la vida.

REFLEXIÓN:

Cuando un niño es sobreprotegido y habitualmente se le da todo lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. 

Entonces, la pregunta que te hago a ti lector… si somos este tipo de padres sobreprotectores, ¿realmente estamos demostrándole amor a nuestros hijos o los estamos destruyendo?

Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, comprarle una gran pantalla de televisión, pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor, que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque lo quieres amar de manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que aprenda a apreciar el esfuerzo, que tenga la experiencia de la dificultad y la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.


Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master trainer en PNL & Coach Ontológico

PNLCBA CONSULTORA

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