"No existe el fracaso, solo resultados" es
una de las siete creencias de los triunfadores, en la cual deposita su atención
la PNL.
Cuando tomamos decisiones, directa o indirectamente, nos estamos
exponiendo a acertar o a equivocarnos, y ocurre que cuando las decisiones son
acertadas normalmente obtenemos beneficios, en tanto que cuando nos
equivocamos, con frecuencia obtenemos pérdidas.
Ahora bien...
Es muy importante comprender la diferencia entre el sendero del
perfeccionismo y el de la excelencia, ya que el primero de ellos puede
llevarnos a transitar por el camino de la enfermedad, en tanto que el segundo
nos catapulta hacia el éxito.
El perfeccionista es de carácter obsesivo compulsivo, ya que no
se permite cometer errores y cuando ello ocurre la intolerancia se hace
presente en un abanico de infinitas formas y posibilidades. Por ejemplo a
través de agravios, insultos, etc. que provocan un fuerte malestar, ya que no
solo menoscaba al prójimo, sino también a uno mismo. Por su parte, la segunda
opción, (el camino de la excelencia), permite el error, pero lo analiza con el
firme propósito de comprender los factores que lo generaron. Dicho en otras
palabras, entiende que el error es parte del proceso de aprendizaje.
Carl Gustav Jung decía que: "El conocimiento no solo
descansa sobre la verdad, sino también sobre el error"
Entonces, ante la equivocación, la mejor actitud que podemos
tener es la de reconocer que nos equivocamos. Esto definitivamente implica un
proceso de reflexión y honestidad, especialmente para con nosotros mismos, que
lejos de colocarnos en una posición de debilidad, nos fortalece, pues para
aceptarlo se requiere de un manejo singular de la inteligencia.
Lo curioso, en el comportamiento de muchos, es que frente al error se alejan sin enmendar los daños provocados. Es muy fácil observar en el comportamiento de numerosas personas, que su orgullo no le permite reconocer sus errores, y en consecuencia, prefieren retirarse o argumentar responsabilidades ajenas, antes que enmendar el daño provocado o pedir disculpas.
Asumir que nos equivocamos implica asumir nuestro propio liderazgo, y a esto precisamente muchos le huyen, porque ejercer nuestro liderazgo es ejercer nuestra libertad e implica responsabilidad. El gran inconveniente es que asumir nuestra libertad suele asustar. En relación a esto que estamos afirmando Sigmund Frued decía: "Muchas personas no desean realmente la libertad, porque la libertad implica responsabilidad y muchos se asustan de ella."
A continuación propongo algunas acciones para tomar ventaja de
nuestros errores:
1.-Reconoce el error: Hay un principio
fundamental que señala o dice, que no podemos administrar nada que no
reconocemos. Entonces, reconocer nuestros errores indudablemente es el puntapié
inicial para luego identificar la falla que lo originó, cuales fueron las
consecuencias inmediatas y que nuevas alternativas de acción podemos llegar a
elaborar.
2.-Reflexionar: Es importante identifica
cuales fueron las condiciones que nos llevaron a tomar la decisión equivocada.
Quizás nos apresuramos, nos movimos impulsivamente, etc. Aquí es interesante
asumir la responsabilidad que nos toca, ya que generalmente se suele proyectar
las culpas hacia fuera con argumentos "tranquilizadores" pero que nos quita protagonismo y nos sumerge en papel de víctimas. Por ejemplo, algunos de ellos son: "Llegué tarde porque había un atascamiento en el
tránsito", "Mi marido no se fija en mi", "Hoy no se vendió nada", "La situación del país no ayuda", etc. etc. etc.
3.-Comunícarlo: Este es un punto muy
delicado, porque debemos saber seleccionar a quién se lo vamos a comunicar, ya
que puede implicar el manejo de información confidencial. Pero el objetivo
fundamental de este tercer paso es buscar ayuda para enmendar o corregir el
error. En ese sentido, una mirada disociada nos puede abrir el panorama o
permitir ver el inconveniente desde otra perspectiva.
4.-Analizar las alternativas de acción:
Habiendo hecho un diagnóstico de lo sucedido, el error se transforma en parte
de un proceso de aprendizaje, y en consecuencia, empezamos a acumular
experiencia y a contar con nuevos elementos para las futuras tomas de
decisiones.
5.-Planificar: Definir la forma en que se
enmendarán las consecuencias del error es vital. Esto tiene un sentido de
carácter ecológico, porque es sano para nosotros y para el entorno, pero para
ello es necesario volver a ser responsables. Esto significa que a la futura
acción le debemos poner fecha, lugar y reconocer con que nuevos recursos y
objetivos abordaremos la situación.
6.-Ejecutar: Sencillamente significa realizar lo
que se ha planeado.
7.-Evaluar: Una vez que hayamos ejecutado lo
planificado, es condición fundamental tomarse el tiempo necesario para dar
seguimiento y comparar los resultados obtenidos.
8.-Documentar: Es común en las
actividades cotidianas que luego nos alejemos de cualquier documentación de nuestras
experiencias. De hecho a la gran mayoría, esto ni siquiera se le pasa por la
cabeza, más sin embargo, es importante comprender que forma parte de nuestros
activos intelectuales. A nivel empresarial esta etapa es de muchísima utilidad.
De hecho los expertos lo llaman gestión del conocimiento y tiene propósitos
múltiples, pero en esencia se utiliza para la capacitación del personal,
evitando así que errores del pasado se vuelvan a repetir en el futuro.
Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico
PNLCBA CONSULTORA
info@pnlcbaconsultora.com