Recientes estudios
llevados adelante en distintas universidades de EE. UU. y Europa han revelado
sorprendentes resultados que relacionan los estados de ánimo, las conductas
humanas y los aromas.
En principio
debemos destacar que en la Universidad de Rockfeller en Nueva York hay estudios
que muestran la sorprendente capacidad que tiene el ser humano de detectar
olores. De hecho podemos percibir más de un trillón de ellos.
A su vez, otros
estudios demuestran la directa conexión entre los olores, el impacto emocional
y el comportamiento humano.
El Aromatólogo
Enrique Sanz Bascuñana, fundador del Instituo ESB, resalta en sus estudios
sobre esa conexión, que son corroboradas por el Dr. David A. Pérez, jefe de la
sección neurológica del Hospital Universitario Infanta Cristina en Madrid. Este
último explica que los aromas actúan sobre el sistema límbico, que en esencia
podríamos definirlo como el cerebro emocional, ya que es el responsable de
controlar las emociones, la conducta y el almacenamiento en la memoria de
lugares o momentos pasados de la vida.
Todos estos hallazgos
llevaron a ciertas empresas a probar sus efectos y aplicarlos en sus espacios,
transformándose en verdaderos campos de prueba e investigación que hoy están
circunscriptos dentro de lo que se conoce como Neuromárketing.
Lo cierto es que
muchos super e hipermercados desde hace años vienen aplicando varias estrategias que han
transformado sus lugares en verdaderos campos de pruebas idóneos para
investigar cómo reaccionan las personas a determinados estímulos. En un
principio comenzaron con el aspecto visual, pero hoy ya se extendió al sentido del olfato.
En conclusión los aromas también son utilizados como un arma de estrategia en marketing.
A esto se lo conoce como "Aromarketing" y en PNL se lo aplica con mucha frecuencia ya que esta íntimamente ligado a lo que se conoce como "anclajes".
Un estudio
desarrollado con 22 voluntarios en la Universidad de Wageningen de los
Países Bajos, reveló que los aromas cítricos, como la naranja o el limón, nos
impulsa a la actividad física, acorta el tiempo de respuesta, reduce las
emociones negativas y condiciona la elección de alimentos. El olor a menta incentiva
nuestro estado de alerta. El olor a tabaco aporta seguridad y nostalgia, en
tanto que el olor a vainilla, si bien puede ser agradable, induce a las
personas a comportamientos y emociones de retraimiento e introversión.
En conclusión te propongo que empieces a prestar un poco más de atención a todo esto y detectes cuales son los aromas que sacan lo mejor y lo peor de tí, para luego, acondicionar los espacios más conscientemente, de manera que seas tú quien maneja la situación y no al revés.
Además, la próxima vez que vayas a un supermercado, presta atención y detecta que es lo que te quieren vender.
En conclusión te propongo que empieces a prestar un poco más de atención a todo esto y detectes cuales son los aromas que sacan lo mejor y lo peor de tí, para luego, acondicionar los espacios más conscientemente, de manera que seas tú quien maneja la situación y no al revés.
Además, la próxima vez que vayas a un supermercado, presta atención y detecta que es lo que te quieren vender.
Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico
PNLCBA CONSULTORA
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