lunes, 2 de marzo de 2015

¿Sabías que los aromas modifican nuestros estados de ánimo y conductas?


Recientes estudios llevados adelante en distintas universidades de EE. UU. y Europa han revelado sorprendentes resultados que relacionan los estados de ánimo, las conductas humanas y los aromas.

En principio debemos destacar que en la Universidad de Rockfeller en Nueva York hay estudios que muestran la sorprendente capacidad que tiene el ser humano de detectar olores. De hecho podemos percibir más de un trillón de ellos.

A su vez, otros estudios demuestran la directa conexión entre los olores, el impacto emocional y el comportamiento humano.

El Aromatólogo Enrique Sanz Bascuñana, fundador del Instituo ESB, resalta en sus estudios sobre esa conexión, que son corroboradas por el Dr. David A. Pérez, jefe de la sección neurológica del Hospital Universitario Infanta Cristina en Madrid. Este último explica que los aromas actúan sobre el sistema límbico, que en esencia podríamos definirlo como el cerebro emocional, ya que es el responsable de controlar las emociones, la conducta y el almacenamiento en la memoria de lugares o momentos pasados de la vida.


Todos estos hallazgos llevaron a ciertas empresas a probar sus efectos y aplicarlos en sus espacios, transformándose en verdaderos campos de prueba e investigación que hoy están circunscriptos dentro de lo que se conoce como Neuromárketing.

Lo cierto es que muchos super e hipermercados desde hace años vienen aplicando varias estrategias que han transformado sus lugares en verdaderos campos de pruebas idóneos para investigar cómo reaccionan las personas a determinados estímulos. En un principio comenzaron con el aspecto visual, pero hoy ya se extendió al sentido del olfato. En conclusión los aromas también son utilizados como un arma de estrategia en marketing. A esto se lo conoce como "Aromarketing" y en PNL se lo aplica con mucha frecuencia ya que esta íntimamente ligado a lo que se conoce como "anclajes".  

Un estudio desarrollado con 22 voluntarios en la Universidad de Wageningen de los Países Bajos, reveló que los aromas cítricos, como la naranja o el limón, nos impulsa a la actividad física, acorta el tiempo de respuesta, reduce las emociones negativas y condiciona la elección de alimentos. El olor a menta incentiva nuestro estado de alerta. El olor a tabaco aporta seguridad y nostalgia, en tanto que el olor a vainilla, si bien puede ser agradable, induce a las personas a comportamientos y emociones de retraimiento e introversión.

En conclusión te propongo que empieces a prestar un poco más de atención a todo esto y detectes cuales son los aromas que sacan lo mejor y lo peor de tí, para luego, acondicionar los espacios más conscientemente, de manera que seas tú quien maneja la situación y no al revés.

Además, la próxima vez que vayas a un supermercado, presta atención y detecta que es lo que te quieren vender.  

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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viernes, 13 de febrero de 2015

La importancia de saber decir: BASTA

El Rabino Baal Shem Tov les estaba enseñando a sus discípulos, cuando de pronto fueron interrumpidos por un golpe en la persiana. Un aldeano, que arrastraba un carro lleno de herramientas, se paró del otro lado de la ventana y preguntó:

- ¿Necesitan arreglar algo?, ¿alguna mesa que se tambalee, alguna silla rota?, ¿quizás falta un ladrillo en la chimenea?

- ¡No, no!, fue la impaciente respuesta de los alumnos, que deseaban continuar la clase. Todo está en perfectas condiciones. No necesitamos arreglar nada.

- ¿De veras?, ¿nada para arreglar?- dijo el campesino. -Es imposible que sea así. Fíjense bien y seguramente encontrarán algo que requiera de una corrección o ajuste.

En ese instante el rabino dijo a sus discípulos:

- “Muchas veces les enseñé que nada sucede por casualidad. Cada evento tiene un propósito y de cada cosa que vemos o escuchamos nos debe quedar una enseñanza. Reflexionemos acerca de las palabras que acabamos de escuchar de un simple aldeano. Qué profundas y relevantes son para cada uno de nosotros ¿Está todo realmente en perfectas condiciones? A veces parece ser así pero si uno realmente busca en su corazón y evalúa su vida, encontrará seguramente algo para reparar....”

Muchas veces decimos: "está todo bien" pero dentro nuestro sabemos que hay una cantidad de espacios que requieren de nuestra atención. Pero pareciera que si no los reconocemos es como si no existieran. Nos quedamos esperando como si se pudieran solucionar solos. Lo único que necesitan es nuestra atención y la declaración de que no queremos seguir así.

La declaración de QUIEBRE es la posibilidad de decir BASTA cuando no queremos más, de lo que está pasando. Esta es una declaración que está profundamente relacionada con el tiempo que transcurre entre el momento en que necesitamos decir basta y el momento en que podemos hacerlo. Muchas veces nos quedamos postergando nuestra atención sin darnos cuenta que ese momento no llega nunca, a menos que lo hagamos llegar nosotros mismos. Sin quiebres, no hay aprendizaje ni crecimiento.

 
¿No le encantaría haberse dado cuenta que podría haber dicho BASTA mucho antes de lo que  lo hizo?

Los quiebres provocan que aquello que era invisible para nosotros, se nos haga patente y presente. Diremos que un quiebre es ese momento en que lo automático del devenir de la vida, es interrumpido por un momento de atención y conciencia en la tarea que estamos ejecutando.

El quiebre vive en la interpretación de que el curso de los acontecimientos cambió. Sin ese juicio no hay quiebre.

Para finalizar me gustaría invitarlo en este momento a llevarle a un espacio de reflexión:

¿Está todo bien en su vida?
¿En todas las áreas?
¿Qué es lo que está tolerando y no es como a usted le gustaría?
¿Hasta cuándo piensa no enfocarse en ese tema?
¿Cuándo va a declarar BASTA para tener la oportunidad de encararlo y volver a empezar?


Conclusión:

Podemos decir entonces que un quiebre es una interrupción en el fluir transparente de nuestra vida, en el que tomamos conciencia de un campo específico que antes no identificábamos.

Carl Jung decía: “Hasta que el inconsciente no se haga consciente, el inconsciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino.”

Para quien no se anima, entonces, a sondear estos espacios, la historia se le repetirá una y otra vez; como penitencia por su incapacidad o negación por escuchar el devenir de la vida.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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lunes, 9 de febrero de 2015

¿Por qué tenemos problemas de comunicación?


Los seres humanos poseemos la capacidad de comunicarnos con nuestros pares. A través de ella vamos creando vínculos que nos sostienen en la vida diaria. Sin embargo, habitualmente, se producen problemas en la comunicación con uno mismo, (comunicación intrapersonal), y con los demás, (comunicación interpersonal). Especialmente en este último de los casos, con las personas más allegadas, que paradójicamente es con quienes más necesitamos comunicarnos con claridad en nuestras relaciones interpersonales.

Ahora bien, ¿Por qué sucede esto? y ¿Cómo lo podemos superar?         

Indudablemente que en el proceso de comunicación son muchos los factores que intervienen, y es necesario comprenderlos, para luego, saber manejarlos si queremos tener éxito en nuestros proyectos, anhelos y objetivos de vida.

Debemos comprender que el ser humano es un sujeto de necesidad, de manera que para satisfacerse requiere de una presencia activa en el mundo que lo rodea. Esto significa que tiene que intervenir en su entorno. La comunicación es la herramienta básica y elemental que se necesita para lograrlo. Ignorar este principio, es ignorar la piedra basamental de la construcción de una vida digna y plena.

Luego de años de investigación y comprendiendo lo trascendente que es la comunicación en nuestras vidas, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que la gran mayoría de los problemas humanos, por no decir todos, nacen a partir de un mal uso, o en su defecto, un uso incorrecto de los mecanismos de la comunicación.

Ahora bien…

Nuestro mundo es un mundo de relaciones con el entorno, y conforme se va dando en su desarrollo, se provocan procesos dentro de nuestro organismo. Una palabra mal empleada, o bien, un silencio en un momento inoportuno pueden ser devastadores, física y emocionalmente hablando. Del mismo modo esa palabra o silencio utilizados en otro momento pueden brindar una solución a un gran problema.

En base a todo lo expresado podemos decir, entonces, que hay un concepto clave: la asertividad. Esto significa poder hablar y comunicarnos con claridad, intentar expresarnos de manera apropiada, ser sinceros, auténticos, directos y congruentes entre lo que decimos y hacemos. Evitando en todo momento herir con nuestras palabras, gestos o comportamientos y tener muy en cuenta el momento y lugar en el que entablamos la comunicación.

Andrew Salter (1949) definió la asertividad como un rasgo de personalidad y pensó que algunas personas la poseían y otras no. Sin embargo, unos años después, Wolpe (1958) y Lazarus (1966) la definieron como “la expresión de los derechos y sentimientos personales”, y hallaron que casi todo el mundo podía ser asertivo en algunas situaciones.

Por otro lado debemos tener en cuenta que el conflicto es una parte normal de la vida cotidiana, que nos ayuda a aprender y madurar; cuando éste se resuelve positivamente, incluso fortalece nuestras relaciones intra e  interpersonales. Los problemas de comunicación muchas veces aparecen cuando a las personas se les dificulta enfrentar un conflicto.

Una gran Psicóloga llamada Virginia Satir decía haciendo referencia a los conflictos y la comunicación intrapersonal lo siguiente:

“Los problemas siempre nos acompañaron. El problema no es el problema, el problema reside en la forma que la gente los interpreta y encara. Esto es lo que destruye a las personas, no el problema. Entonces, cuando aprendemos a interpretarlos de una manera distinta, lo manejamos de una manera distinta y se tornan distintos”.

En ese sentido, es importante comprender que nuestra forma de ver o interpretar lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, no siempre desencadena pensamientos acertados, de manera que si la interpretación que hacemos no es la correcta el resultado de las acciones serán inadecuadas, y por ende, lejos de resolver un inconveniente podemos terminar agravándolo. A veces, esto sucede porque repetimos conductas que fueron buenas para otros eventos, pero no para el que se está desarrollando. O simplemente, las generamos por arrebatos emocionales sin definir con claridad qué nos impulsa a realizarlas. Por supuesto que todo esto da como resultado final, frustraciones, ansiedad y en muchas oportunidades, agresividad. En conclusión, se exteriorizan emociones que culminan deformando el resultado que se desea alcanzar.

En base a todo lo expresado podemos afirmar que la Programación Neurolingüística, (PNL), y el Coaching Ontológico nos entregan una batería de herramientas  que brinda soluciones simples y de muy buena calidad a todos estos problemas planteados, y al mismo tiempo, nos otorgan una maravillosa posibilidad para el crecimiento interno y el liderazgo personal, factor fundamental que inspira a nuestro entorno a enrolarse en nuestros objetivos y a satisfacer nuestras necesidades.

Esto es así, porque las disciplinas mencionadas nacen a partir del estudio de personas cuyas características les permiten ser asertivos y, en consecuencia, transitar los senderos que se marcan de un modo exitoso.

Si partimos de la base que todos los seres humanos tenemos un sistema neurológico similar, entonces, un mapa o estructura mental que funcione en uno de ellos, lo puede hacer con resultado similares en el resto. Pero para ello es necesario reeducar nuestro sistema neurológico, separando muchas de las conductas erróneas, y adquirir nuevos patrones de comportamientos.

Con todo esto queremos decir que las conductas asertivas se pueden entrenar y que, a medida que vayamos siendo más asertivos nos encontraremos más cómodos en las relaciones con nosotros mismos y con los demás.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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martes, 3 de febrero de 2015

Resilencia… el coraje de florecer ante la adversidad

Sin dudas, la vida nos depara distintas circunstancias. Algunas de ellas son maravillosas y otras no tanto; pero lo interesante de todo esto es que hay determinadas personas que, a pesar de haber vivido escenas o experiencias trágicas que inclusive pudieron amenazar su equilibrio físico y mental, lograron reponerse y hoy desarrollan una vida normal.

La pregunta que nos podemos hacer frente a ello es, ¿qué recursos internos utilizaron para transformar los obstáculos en oportunidades?

Lo que se puede observar en ellos es que, desarrollaron ciertos mecanismos adaptativos, los cuales les permitieron ir más allá de una simple resistencia estoica y porfiada. En las investigaciones, se ha comprobado que estas personas afrontaron las circunstancias con ciertas claves esenciales, que les hicieron posible un manejo adecuado de la inteligencia emocional. A este conjunto de cualidades, hoy se las reconoce como capacidad resilente.


En ese sentido, debemos, entonces, diferenciar entre resistencia y resilencia. Como ya hemos dicho, la resistencia es una actitud estoica y muchas veces porfiada. De manera tal que, aquí estamos en presencia de un comportamiento pasivo, que solo trata de soportar el vendaval. Por el contrario, las personas resilentes tienen la capacidad de tomar distancia de los hechos. Buscan una perspectiva diferente que les permita, con madurez, reflexionar ante las adversidades.

Frente a una tragedia, fácilmente se pueden apoderar de nosotros sentimientos incapacitadores que nos llevan al sufrimiento, como:   la frustración, el pánico, el aturdimiento, la angustia y la depresión. De prolongarse en el tiempo, sin dudas, éstos dejarán huellas en nuestra salud mental y física. De allí la importancia de desarrollar nuestra capacidad resilente.

En ese sentido quiero hacer una distinción. El dolor es algo de carácter biológico, por ejemplo cuando nos golpeamos, nuestro sistema neurológico nos envía una señal y sentimos un impacto en alguna área de nuestro cuerpo al cual distinguimos como dolor. El sufrimiento, por su parte, es lingüístico porque nace a partir de las interpretaciones que hacemos de los hechos, de manera tal que en ello tienen mucho que ver los juicios que elaboramos.

La particularidad de todo esto es que el hombre es el único animal lingüístico, por lo tanto, el único que tiene la “capacidad” de sufrir, y en consecuencia, morir de un infarto de miocardio. De hecho, no existe ningún ser vivo, excepto el ser humano, que padezca esta afección.  

Ahora bien, si el sufrimiento descansa en los juicios que hacemos sobre los acontecimientos, esto significa que, modificando los juicios y las interpretaciones podemos abrir un inmenso campo de intervención para tratar el sufrimiento humano. De hecho, transformando los juicios que hacemos sobre aquello que nos sucede, podemos encontrar un mecanismo efectivo para aliviarnos del sufrimiento.

Indudablemente, nuestra capacidad resilente no se puede desarrollar de un día para el otro. Esto requiere de entrenamiento y apoyo que nos oriente hacia el crecimiento de esa capacidad reflexiva, pero también a establecer una red vincular emocional muy fuerte que nos permita amortiguar las situaciones difíciles o de pérdidas, porque no debemos olvidar jamás que somos seres vinculares.


Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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viernes, 30 de enero de 2015

¿Qué es el Coaching Ontológico?

El Coaching Ontológico es una disciplina que nos permite comprender e interpretar de una manera distinta a los seres humanos, como así también sus formas de relacionarse, actuar y alcanzar los objetivos.

Uno de sus postulados más importantes hace énfasis en que el lenguaje no solo describe la realidad, sino que además, tiene el poder de crearla.

Se presenta como una conversación entre un Coach, (entrenador), y su Coachee, (entrenado), y se maneja bajo paradigmas muy diferentes a todo lo conocido.

El Coach no le dice a su Coachee lo que tiene que hacer, tampoco lo presiona ni aconseja, sino que explora, hace preguntas y ofrece nuevas interpretaciones que respetuosamente desafían los modelos mentales que el Coachee expone; para que luego éste, pueda desarrollar una nueva mirada de las escenas que lo rodean y le permitan elaborar respuestas diferentes a los desafios planteados. Finalmente, el Coach acompaña en el desarrollo de un nuevo diseño, para facilitar el acceso a los resultados deseado.

     



Es importante destacar que en el Coaching se propone una nueva mirada, en donde el Coach, desarrolla con quien pide ayuda un entrenamiento. Por lo tanto, el Coachee no es un paciente, ya que la intencionalidad no es la curación sino generar procesos de cambio en éste último, que le permitan la toma de nuevas decisiones en la resolución de problemas y conflictos; o bien, lograr mejores performances en el desempeño de determinadas actividades o tareas.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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martes, 27 de enero de 2015

¿Qué es la PNL?



       

En líneas generales podemos decir que la PNL, siglas de Programación Neurolingüística, es una disciplina de comunicación altamente efectiva. Se basa principalmente en la creencia de que todo comportamiento humano tiene una estructura, y ésta puede ser aprendida, cambiada, diseñada, instalada; con el fin de lograr alcanzar todos los objetivos que tiendan a la excelencia y el desarrollo integral del ser humano.

Básicamente la PNL  proporciona técnicas para mejorar el rendimiento de la comunicación intra e interpersonal, con éste fin incorpora tecnología que permite que las personas cambien. Se trata de un conjunto de enfoques e instrumentos que se combinan entre sí para ofrecer ideas y habilidades que permitan perfeccionar la conducta.

La PNL ayuda a las personas a identificar su “ESTADO ACTUAL", cómo piensan y sienten, qué hacen y qué resultados consiguen, y a considerar su “ESTADO DESEADO”, lo que les gustaría lograr en esos mismos aspectos. Posteriormente estas técnicas de programación neurolingüística, les permitirá desplazarse desde el “ESTADO ACTUAL” al “ESTADO DESEADO”.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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jueves, 22 de enero de 2015

¿Cómo afrontar lo inevitable?


Si somos observadores nos daremos cuenta que en el universo todo es cíclico. Todo se maneja bajo la ley del péndulo, con su sístole y su diástole. Existen los días y las noches, los veranos y los inviernos. 



El sol se asomará por el horizonte todas las mañanas y se volverá a esconder por la tarde. Aunque tu no lo puedas ver o las nubes te lo impidan.

Todo esto es inevitable.

Podemos observar también que algunos períodos son más largos que otros, pero todos se completarán. Esto también es inevitable.

No hay tormentas ni calmas que duren para siempre.

No podemos parar las lluvias y hacer que el calor reine en pleno invierno, por el simple hecho de que no nos gusta el frío.

La pregunta sería entonces, ¿que es lo que quiero o puedo hacer frente a lo inevitable?



Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico


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domingo, 7 de diciembre de 2014

La mariposa que jamás voló



Cuenta una vieja historia que un hombre encontró el capullo de una mariposa tirado en el camino.

Pensó que allí corría peligro y entonces lo llevó hasta su casa para proteger esa pequeña vida que estaba por nacer. Al día siguiente se dio cuenta de que el capullo tenía un orificio diminuto. Entonces se sentó a contemplarlo y pudo ver cómo había una pequeña mariposa luchando para salir de allí.

El esfuerzo del pequeño animal era titánico. Por más que lo intentaba, una y otra vez, no lograba salir del capullo. Llegó un momento en que la mariposa pareció haber desistido. Se quedó quieta. Era como si se hubiera rendido.

Entonces el hombre, preocupado por la suerte de la mariposa, tomó unas tijeras y rompió suavemente el capullo, a lado y lado. Quería facilitarle al animalito la salida. Y lo logró. La mariposa salió por fin. Sin embargo, al hacerlo, tenía el cuerpo bastante inflamado y las alas eran demasiado pequeñas, parecía como si estuvieran dobladas.

El hombre esperó un buen rato, suponiendo que se trataba de un estado temporal. Imaginó que pronto, la mariposa extendería sus alas y saldría volando. Pero eso no ocurrió. El animal permanecía arrastrándose en círculos y así murió.

El hombre ignoraba que la lucha de la mariposa para salir de su capullo era un paso indispensable para fortalecer sus alas. En ese proceso, los fluidos del cuerpo del animal pasaban a las alas y era así como se convertía en una mariposa lista para volar.

MORALEJA: Se puede decir que esta historia nos hace reflexionar sobre la solidaridad y hasta donde es bueno ayudar. Las preguntas serían:

  • ¿Siempre es bueno ayudar?
  • ¿Bajo cualquier circunstancia?...

En lo personal estoy convencido que no. Por ejemplo, ayudar sin que alguien lo haya pedido, o realizar esfuerzos gigantescos por otros, puede transformar la virtud en un gran error.

Si intervenimos excesivamente en el desarrollo de quienes nos rodean, sin que ellos hagan esfuerzo alguno por conseguir sus objetivos, podemos contribuir a que jamás extiendan sus alas, y en consecuencia, habremos forjado personas dependientes, pasivas y egoístas, que luego nos reclamarán “sus derechos adquiridos”, porque sienten que “les corresponde”, en consecuencia pensarán que son víctimas y se transformarán en nuestros victimarios. De hecho seremos ambos, ellos y nosotros, las dos cosas a la vez.

Colaborar con alguien no significa adoptarlo de por vida. La solidaridad bien entendida requiere de saber brindar una ayuda concreta y no de extender contratos de apoyo en forma indefinida.

Esto que estamos afirmando debe ser comprendido y aplicado no solo para con la sociedad toda, sino también, para con nuestros seres queridos. Especialmente con nuestros hijos.

No seamos cómplices de formar a personas con mentalidad de "victima", porque nos convertiremos en sus victimarios y victimas a la vez.

Hay una máxima oriental que solía decir mi padre: "Es mejor cumplir con nuestro deber, que con el deber del otro, por más bien que lo podamos hacer" 


Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master Trainer en PNL & Coach Ontológico

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martes, 2 de diciembre de 2014

Una empresa con valores




Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su CV, y comprendió que era excelente, entonces le preguntó: 

- Recibió alguna beca en la escuela?
- No - respondió el joven -
- ¿Fue tu padre quien pagó tus estudios?
- Si.
- ¿Dónde trabaja tu padre?
- Mi padre hace trabajos de herrería.

El director pidió al joven que le mostrara sus manos.

El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.

- ¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo?

- Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.

El director dijo:  - Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana.

El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta, de manera que cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos. 

Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.

A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director y este se dio cuenta que el joven estaba algo conmovido cuando le preguntó:

- ¿Puedes decirme?, ¿Qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?
El joven respondió: - Lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer... (silencio),  luego se quebró y no pudo continuar.

El director dijo: - Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a personas que pueda apreciar la ayuda de los demás… personas que conozcan el esfuerzo y la entrega para hacer las cosas, y fundamentalmente personas que no pongan el dinero como su única meta en la vida.

REFLEXIÓN:

Cuando un niño es sobreprotegido y habitualmente se le da todo lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. 

Entonces, la pregunta que te hago a ti lector… si somos este tipo de padres sobreprotectores, ¿realmente estamos demostrándole amor a nuestros hijos o los estamos destruyendo?

Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, comprarle una gran pantalla de televisión, pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor, que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque lo quieres amar de manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que aprenda a apreciar el esfuerzo, que tenga la experiencia de la dificultad y la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.


Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master trainer en PNL & Coach Ontológico

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miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Buena suerte o mala suerte?


Don Liborio vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo  para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las trancas que hacían de corral.

Los vecinos que se percataron de este hecho, corrieron a ver a Don Liborio para avisarle y consolarlo:

-Se escapó tu caballo, ¿qué harás ahora para trabajar el campo sin él?  ¡Qué mala suerte has tenido!

El hombre los miró y les dijo:

-Mala suerte… buena suerte… ¿quién lo sabe?

A los pocos días el caballo volvió a su corral con una recua de caballos salvajes. Al ver esto los vecinos, fueron a ver a Don Liborio y le dijeron:

-Ya regresó y con una recua además  ¡qué buena suerte has tenido!

El hombre los miró y les dijo:

-Buena suerte… Mala suerte… ¿quién lo sabe?

Unos días más tarde el hijo montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo rompiéndose una pierna. Otra vez los vecinos  corrieron a ver a Don Liborio  para decirle:

-¡Qué mala suerte que se haya caído tu hijo del caballo  ahora no podrá ayudarte en labrar la tierra!

El hombre, otra vez los miró y les dijo:

-Mala suerte… buena suerte… ¿quién lo sabe?

Unos días después paso la leva llevándose a todos los jóvenes a la fuerza para la revolución  pero al hijo lo dejaron por estar impedido  Nuevamente los vecinos corrieron a ver a Don Liborio para decirle:

-Qué bueno que no se llevaron a tu hijo por tener la pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre los miró y les dijo:

-Buena suerte… Mala suerte… ¿quién lo sabe?

MORALEJA: Cuando juzgo todos los acontecimientos que suceden en mi vida, vivo en constante sufrimiento, porque las cosas no son como yo quiero que sean. En el momento en que acepto, que la vida es como es y no puede ser de otra manera, que por más que me enoje, que llore, que maldiga, las cosas no cambiarán solo porque lo digo yo, el sufrimiento desaparecerá de mi vida.

Juan Carlos Lorenzo
Arquitecto, Psicólogo Social
Master trainer en PNL & Coach Ontológico

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